sábado, 2 de noviembre de 2013

LA DESNUTRICIÓN INFANTIL UN PROBLEMA SOCIAL.

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Por: Lic.Enf. Ricardo Martel Carhuas
En el mundo, cerca de mil millones de personas pasan hambre, según la FAO1, y las estimaciones indican que esta cifra va en aumento. Desde 2008, la crisis financiera y las repetidas crisis alimentarias han empeorado la situación. Los precios de los alimentos fluctúan, con alzas que hacen que el acceso a una alimentación adecuada sea imposible para millones de familias. Según datos del Banco Mundial, en el último año el precio de los alimentos ha aumentado un 36%, debido en parte a la subida de los combustibles. Se calcula que, desde junio de 2010 hasta abril de 2011, 44 millones de personas han caído en la pobreza como consecuencia de ello2. En Somalia, país del Cuerno de África que está viviendo una grave emergencia nutricional, algunos alimentos básicos experimentaron en 2011 una subida de hasta un 270% con respecto a 2010.
El Perú no es ajeno a esta realidad, basta con mirar al interior de los departamentos más pobres, entre ellos el departamento de Huánuco, que aparentemente esta en progreso, pero si nos ponemos a comparar con años anteriores el costo de vida en Huánuco se ha incrementado sorprendente mente, mientras que la mano de obra y los salarios se mantienen igual, esto gracias a la tecnología, instauración de grandes súper mercados que solo buscan apoderarse del mercado aplastando a la mediana y pequeña empresa, por otro lado el índice de la desnutrición crónica se ha estancado mientras que el sobrepeso y la obesidad se incrementaron por el consumo de la comida chatarra.

1.1.   Acabar con la desnutrición es posible
Vivimos en un momento de la historia de la Humanidad en el que por primera vez existen recursos y conocimientos suficientes para acabar con el hambre y la pobreza. No hay escasez de alimentos.
En el mundo hay suficiente comida para que toda la población pueda alimentarse adecuadamente; sin embargo, se desperdicia entre un 30% y un 50% de todo el alimento que se produce, y en los países desarrollados se calcula que se desperdicia alrededor de una cuarta parte de la comida que compran las familias3
Si analizamos nos daremos cuenta que la mayor tasa de incidencia de desnutrición infantil esta en las zonas rurales, justo ahí donde se producen la materia prima, los alimentos en su estado natural y con mayor potencialidad nutritiva que no son utilizados adecuadamente, esto por muchos factores entre ellos el desconocimiento por parte de la población sobre el valor nutritivo y de la correcta combinación de estos alimentos, asimismo el factor económico que hace que los productores prefieran comercializar sus productos naturales para remplazarlos por productos procesados y el otro factor político que no permite el desarrollo de estos productores.

1.2.   Las causas de la desnutrición infantil
La desnutrición infantil es el resultado de la ingesta insuficiente de alimentos (en cantidad y calidad), la falta de una atención adecuada y la aparición de enfermedades infecciosas. Detrás de estas causas inmediatas, hay otras subyacentes como son la falta de acceso a los alimentos, la falta de atención sanitaria, la utilización de sistemas de agua y saneamiento insalubres, y las prácticas deficientes de cuidado y alimentación. En el origen de todo ello están las causas básicas que incluyen factores sociales, económicos y políticos como la pobreza, la desigualdad o una escasa educación de las madres4.
Hay muchos que aún tienen en la mente que la desnutrición infantil solo es por la falta de alimentos y no lo consideran como un problema social, no perciben las causas básicas que se mencionó anteriormente, en especial por parte de los decisores políticos, entre ellos los presidentes, alcaldes y otros actores sociales.
En el siguiente grafico podemos apreciar de forma más precisa las causas básicas, subyacentes e inmediatas de la desnutrición.
1.3.   Tipos de desnutrición infantil5
Se calcula que 7,6 millones de niños menores de 5 años mueren cada año. Una tercera parte de estas muertes está relacionada con la desnutrición.
El índice de desnutrición se determina mediante la observación directa, que permite identificar niños demasiado delgados o con las piernas hinchadas; y midiendo la talla, el peso, el perímetro del brazo y conociendo la edad del niño, que se comparan con unos estándares de referencia.
La desnutrición se manifiesta en el niño de diversas formas:
Es más pequeño de lo que le corresponde para su edad.
Pesa poco para su altura.
Pesa menos de lo que le corresponde para su edad.
Cada una de estas manifestaciones está relacionada con un tipo específico de carencias. La altura refleja carencias nutricionales durante un tiempo prolongado, mientras que el peso es un indicador de carencias agudas. De ahí las distintas categorías de desnutrición.

1.4.   Desnutrición crónica6
Un niño que sufre desnutrición crónica presenta un retraso en su crecimiento. Se mide comparando la talla del niño con el estándar recomendado para su edad. Indica una carencia de los nutrientes necesarios durante un tiempo prolongado, por lo que aumenta el riesgo de que contraiga enfermedades y afecta al desarrollo físico e intelectual del niño. La desnutrición crónica, siendo un problema de mayor magnitud en cuanto al número de niños afectados, es a veces invisible y recibe menor atención.
El retraso en el crecimiento puede comenzar antes de nacer, cuando el niño aún está en el útero de su madre. Si no se actúa durante el embarazo y antes de que el niño cumpla los 2 años de edad, las consecuencias son irreversibles y se harán sentir durante el resto su vida.

1.5.   Desnutrición aguda moderada7
Un niño con desnutrición aguda moderada pesa menos de lo que le corresponde con relación a su altura. Se mide también por el perímetro del brazo, que está por debajo del estándar de referencia.
Requiere un tratamiento inmediato para prevenir que empeore.

1.6.   Desnutrición aguda grave o severa8
Es la forma de desnutrición más grave. El niño tiene un peso muy por debajo del estándar de referencia para su altura. Se mide también por el perímetro del brazo. Altera todos los procesos vitales del niño y conlleva un alto riesgo de mortalidad.
El riesgo de muerte para un niño con desnutrición aguda grave es 9 veces superior que para un niño en condiciones normales. Requiere atención médica urgente.

1.7.   Carencia de vitaminas y minerales9
La desnutrición debida a la falta de vitaminas y minerales (micronutrientes) se puede manifestar de múltiples maneras. La fatiga, la reducción de la capacidad de aprendizaje o de inmunidad son sólo algunas de ellas.
2.       Estado Nutricional Infantil en el Perú
En el Perú de fines del siglo XX, uno de cada cuatro niños menores de cinco años estaba dañado por un déficit nutricional que los había marcado con una baja talla para su edad. Al mismo tiempo, menos del 1% mostraron déficit de peso para la talla10.

Al igual que para los otros indicadores de bienestar, la distribución del enanismo nutricional guarda un patrón bastante heterogéneo al interior del país, lo cual se evidencia al comparar las zonas de costa, sierra y selva, divididas por ámbito rural o urbano (ver cuadro).

Cabe señalar que los censos de talla escolar11 realizados la década pasada evidenciaron que la heterogeneidad persiste incluso al interior de los departamentos y provincias.



 


Mortalidad. Cálculos recientes muestran que el 56% de las muertes en niños menores de cinco años fueron atribuibles al efecto de la malnutrición, y que el 83% de estas muertes fueron debidas a una desnutrición leve a moderada12.
Disfuncionalidad. La desnutrición produce reducción en la capacidad física e intelectual, así como también influye sobre los patrones de comportamiento durante la adultez. Los niños con enanismo tienen una menor capacidad de aprendizaje, por lo que su rendimiento escolar disminuye, reduciendo así el retorno de la inversión educativa13. En la adultez, el enanismo reduce la productividad y por lo tanto los ingresos económicos14. Los hijos de mujeres adultas con enanismo nutricional, tienen mayor riesgo de nacer con bajo peso lo cual a su vez representa un mayor riesgo de morbi-mortalidad infantil, así como de enanismo y disfunción cognoscitiva entre los sobrevivientes15.

El daño sobre la funcionalidad intelectual, no solo ocurriría a través del daño cerebral durante los primeros años de vida, sino que también ocurriría mediante el letargo que produce la desnutrición, ya que entonces el niño tiene menor oportunidad de explorar su entorno.
Las enfermedades infecciosas, cuyo riesgo se incrementa por la desnutrición, también dan lugar a una menor actividad, que igualmente enlentece el desarrollo de habilidades motoras. Otro mecanismo propuesto consiste que cuando el niño luce más pequeño que lo esperado para su edad, las expectativas de las personas a su cuidado son menores, por lo que reducen los estímulos que normalmente podrían proveerle. Por último, las otras consecuencias de la malnutrición (ej. enfermedades infecciosas) pueden competir con las necesidades de servicios educativos, lo que conlleva a un mayor deterioro de la capacidad productiva del niño (Brown, 1996).
Enfermedades crónicas. El bajo peso al nacer y el enanismo nutricional representan un mayor riesgo de contraer enfermedades crónicas en la adultez, incluyendo obesidad, diabetes, enfermedades cardiacas, hipertensión arterial y accidentes cardiovasculares16
Actualmente el Estado Peruano invierte aproximadamente 250 millones de dólares anualmente en programas que brindan asistencia alimentaria. Un estudio realizado el 2001 por un equipo de expertos de la Universidad de Tufts17 concluyó que éstos mostraban diversas debilidades, entre ellas:
a) Falta de claridad de sus objetivos en cuanto a salud y nutrición.
En varios programas, las definiciones de grupos objetivo y la naturaleza de las raciones a entregar no están relacionadas al perfil epidemiológico nutricional.
b) No llegan a la población más vulnerable. Si consideramos que la justificación de un programa de apoyo alimentario con objetivos nutricionales, descansa en el supuesto que la población beneficiaria no tiene acceso a suficientes alimentos con sus propios ingresos, resulta muy ilustrativo encontrar que el 34% de los hogares en extrema pobreza no acceden al programa del Vaso de Leche, mientras que entre 60 a 78% de los no pobres si pueden hacerlo18. Cabe señalar que el Vaso de Leche representa el 43% del presupuesto total para este tipo de programas.
c) Descoordinación entre los programas. Su ubicación en diferentes sectores dificulta la coordinación y permite errores como superposición geográfica o en los mismos grupos de edad. Ejemplo: los hogares de pacientes tuberculosos pueden ser atendidos por el PANTBC, que es manejado por el Ministerio de Salud, así como por el Vaso de Leche de administración municipal.
d) Los sistemas de monitoreo y evaluación no son utilizados por la gerencia de los programas. Al estar poco claros los objetivos nutricionales, la performance del programa es evaluada casi exclusivamente en términos de flujo de alimentos y cumplimiento de procedimientos legales.
e) Débil vínculo con los servicios de salud. Los servicios del Ministerio de Salud están orientados a cumplir un rol curativo recuperativo, donde el estado nutricional resulta un objetivo algo difuso, sin un claro correlato con sus actividades.
f) Débil enfoque comunicacional para el logro de cambios de comportamiento.
















REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA.
1.     FAO/PMA. El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo: La inseguridad alimentaria en crisis prolongadas. Octubre, 2010.
2.     Banco Mundial. Food Price Watch. Abril, 2011.
3.     Tomkins AM, Waterlow JC. Nutrición e infección. en Malnutrición Energético Proteica de. Publicación Científica OPS 1996. 555.
4.     BASICS/OMS/UNICEF. Acciones esenciales en nutrición. Guía para los gerentes de salud. 1999.
5.     Levels & Trends in Child Mortality. Report. UNICEF, OMS, BM, United Nations DESA, 2011.
6.     Waterlow J.C. Malnutrición Energético Proteica. Publicación Científica 555 OPS, 1996
7.     Ibíd., p. 6
8.     Ibíd., p. 6
9.     Ibíd., p. 6
10.  INEI. Encuesta Demográfica y de Salud Familiar 2000
11.  Pajuelo J. Censo nacional de talla en escolares 1993; Ministerio de Educación. Nutrición y retardo en el crecimiento – Resultados del II Censo Nacional de Talla en Escolares 1999.
12.  Pelletier DL, Frongillo EA, Schroeder DG, Habicht J-P. The effects of malnutrition on child mortality in developing countries. Bull WHO 1995; 7(4); 443-8
13.  Pollit, E. Desnutrición e infección en los salones de clase. París. UNESCO 1990
14.  Brown JL, Pollit E. Malnutrition, poverty and intellectual development. Scientific American 1996; 274: 38-43.
15.  Mora JO, Nestel PS. Improving prenatal nutrition in developing countries: strategies, prospectsand challenges. Am J Clin Nutr 2000 May;71(5 Suppl):1353S-63S
16.  Barker DJ. In utero programming of chronic disease. Clin Sci (Lond) 1998 Aug;95(2):115-28; y Martorell R, Stein A, Schroeder D. Early nutrition and later adiposity. J Nutr 131: 874S-880S, 2001
17.  School of Nutrition Science and Policy. Tufts University. Reducción de la desnutrición crónica en el Perú: Propuesta para una estrategia nacional. Octubre 2001
Vasquez, E. y Riesco G. “Los programas sociales que “alimentan a medio Perú” en Políticas Sociales en el Perú: nuevos aportes. Editor Felipe Portocarrero. 2000

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